FARISEO
Sistemastudio
SÁTIRA Y DELIRIO
Guillermo Solana
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SÁTIRA Y DELIRIO
Guillermo Solana
La muestra ‘Fariseo’, comisariada por Blanca Vallejo, presenta por primera vez en Madrid a dos artistas que trabajan en Barcelona: el pintor, escultor, músico y performer Joaquín Ballester, alias Juaki Pesudo, y la violinista, compositora y performer Asia Jiménez Antón de Vez, conocida simplemente como ASIA. Joaquín y Asia han colaborado antes, por ejemplo en un concierto-exposición (“Paradiso Paralisis”) que tuvo lugar en la Estación de Francia de Barcelona en mayo de este año y que se puede ver en youtube. Entre las pinturas de Pesudo expuestas allí me impresionó una versión de la pesadilla de Fuseli más terrorífica que el original, con un íncubo de grandes ojos pegado al sexo de la figura desvanecida. En otra pintura había un feto acurrucado dentro de un paisaje visceral, a punto de ser parido o quizá de ser arrancado con cesárea. Las pinturas de Pesudo eran como Marsias gritando mientras le arrancan la piel a tiras, un décor perfecto para la pieza interpretada por el Asia Kuartet: el cuarteto número 8 de Shostakovich, que es también la voz, o las voces, de un desollado vivo.
Ahora los dos artistas establecen con Goya una comunicación empática o telepática y algo salvaje. Siete Caprichos de Goya conviven aquí con los dibujos de Juaki Pesudo. En los Caprichos siempre se distinguen dos grandes tendencias: por una parte la sátira social y por otra la fantasía alucinatoria plasmada especialmente en sus escenas de brujas. Las versiones de los Caprichos creadas por Dalí entre 1973 y 1977, como una especie de homenaje a sí mismo con el pretexto de Goya, explotaban sobre todo el lado delirante, mientras que otras interpretaciones creativas, como la de Emily Lombardo en 2014, traen los Caprichos a la sátira de nuestra época, en concreto de la vida y la política norteamericana. La sátira sin delirio puede convertirse en sermón o propaganda, y el delirio sin sátira sería impotente o irrelevante. Para hacer honor a Goya, es necesario mantener unidos los dos componentes.
En su libro clásico The Satirist, Leonard Feinberg definía la sátira como una “playfully critical distortion of the familiar.” La sátira requiere un material reconocible para someterlo a una distorsión crítica utilizando el humor –que en el caso de Goya y de Pesudo es humor negro, negro como el carbón. Cuando la sátira es extrema y delirante, lo familiar y cotidiano se convierte en inquietante, siniestro, desquiciado. Pesudo crea toda una galería de personajes a medio camino entre los ángeles tardíos de Paul Klee y el repertorio de memes sarcásticos de dibujo muy crudo. He aquí algunos de ellos. El ahorcado (uno de ellos erecto y masturbador). Un genio de la lámpara con cabeza de mantis religiosa. Un matador con montera y espada erizada en un lago de sangre. Un asesino de una mujer (“¿por qué?”). Otro asesino cotidiano (“¿por qué?”). Las tres mellizas en sus literas, o más bien sus hellas rojas —una incursión en el humor de lo abyecto, tan frecuentado por Pesudo en sus acciones. Un personaje abrazado a un caballo desollado. Dos cancerberos que descansan y a la vez vigilan con múltiples ojos. Baudelaire destacaba en los Caprichos de Goya unas “fisonomías humanas extrañamente animalizadas por las circunstancias” y ese mismo devenir-animal es muy visible en los dibujos de Pesudo, especialmente en los que pertenecen a su serie Lindas Espinas, con sus humanos y perros trabados en abrazos caníbales y envueltos en pinchos y púas.
Los dibujos de Pesudo combinan el trabajo lineal con estallidos pictóricos, especialmente la mancha roja que retorna. Además de los dibujos que dialogan con los Caprichos, Pesudo ha intervenido directamente en unos facsímiles de la Tauromaquia de Goya. El trabajo gráfico aquí es menos lineal, menos narrativo y más gestual. Máscaras, monstruos y fantasmas descienden a la arena sembrando el caos, una explosión de negro que anega a los personajes de Goya hasta hacerlos desaparecer a veces. Otras veces, los monstruos son los espectadores.
La otra mitad de esta exposición es la acción de ASIA y Jacobo Álvarez prevista para el miércoles 7 de septiembre a las 21h. Es ridículo hablar de una performance que no ha tenido lugar, pero lo que sé de su guión me parece que prolonga la dialéctica de lo satírico y lo delirante. Todo comienza con una situación familiar: un conferenciante alecciona al público con su monólogo supuestamente racional (aunque en realidad absurdo). El violín interviene en nombre de lo Otro. Como en los cuentos de Hoffmann donde encarna el elemento demoníaco, el violín termina dominando todo, imponiendo su sola voz, el monólogo de la locura